Salir pitando
Las tareas de impresión, hacen necesario escribir en tiempo pasado, debido a los meses que transcurren desde la escritura de estas líneas, hasta el momento en que están en sus manos. Comienza este mes, en toda la España la campaña contra incendios. Sin embargo, lo que aquí escribo se refiere al pasado año. A la anterior campaña. Pero voy a escribirla en presente, para acercar a los lectores al momento en que estaba ocurriendo.
– Fernando, ¿ cómo ha ido la noche ?
– Bien, ha ido bien. Ahora estamos almorzando. Nos vamos relevar enseguida. Si el viento amaina, podremos restarle metros al frente en pocas horas.
– Me alegro mucho, ¡ ánimo Fernando ! Recuerdos a los demás.
Hoy es día 22 de julio. Ya es la segunda noche que una de las cuadrillas del personal dedicado a las tareas de limpieza de montes y apagado de incendios en Almodóvar del Pinar ha dejado de dormir para intentar apagar el fuego de Uña, en la Sierra de Cuenca. Otros hacen lo propio en Poyatos, también en Cuenca; en Teruel, en el incendio de Aliaga, en Collado Mediano, Madrid, en Tarragona…Allí han muerto cuatro bomberos y otros están gravemente heridos. Sí, de pequeño me hubiese gustado apagar fuegos. Quería ser bombero, a la vez que sacerdote. La providencia me trajo a un pueblo donde muchos de sis habitantes , de ocho o diez familias, de las pocas que viven en Almodóvar del Pinar, y también de Monteagudo de las Salinas, se mantienen como personas que exponen su vida cuando hay fuego. En torno a los incendios, por entrevistas radiofónicas, por televisión y en directo, he oído tantas tonterías, que me ha hecho pensar unas palabras que me decía Sebastián García, actualemente misinionero en Perú. » No hay cosa más divertida que escuchar a quien habla de lo que no sabe». Él había sido durante años voluntario en la cruz roja como conductor de ambulancia y mecánico electricista. Y contataba que hablando de coches y de accidente todo el mundo parece que sabe mucho. Lo mejor es callar y escuchar lo que dicen. Sin embargo, Hay veces que es imposible. Algunas personas dicen que los retenes de incendios no sirven para nada. Que pierden el tiempo todo el día. No entiendo a esa crítica destructiva que solamente pretende desprestigiar a los demás. Ocurre en el campo laboral, entre la familia, también en el ambiente pastoral y cristiano. Con el cuento de intentar corregir o mejorar, o con el de que esto no es criticar,, es solamente repasar, nos vemos con derecho de decir lo que sea de cualquier persona, olvidando que puede ser pecado mortal, ¡ AUNQUE SEA VERDAD ! Mucho más si es una calumnia, sobre todo, si es algo grave. Parece que no tengamos nada que hacer, ni siquiera nada en qué ocupar nuestra cabeza y nuestra lengua. He oído cosas contra sacerdotes, de otros sacerdotes, cosas contra bomberos de labradores, contra terratenientes y funcionarios…¿¡ Será tan difícil que cada uno se meta en su vida!?
Pero sigamos con los bomberos. Soportan temperaturas altísimas junto al fuego, salen de sus casa despidiéndose de sus hijos y familia, porque algunos de ellos, aunque sea en otras ciudades no han vuelto; exponen sus vidas, su tiempo, su fuerza para librarnos a todos del fuego. Ddesde los que están en lo alto de las torres de vigilancia, hasta los miembros de las UME( Unidad Militar de Emergencia ), y todos aquellos que están en primera línea junto al fuego se merecen mi oración, como he hecho en algunas ocasiones esta semana al ofrecer la Santa Misa por ellos, con mi más profundo y humilde agradecimiento. que la regla del treinta: mas de 30ºC, menos de 30º% de humedad, y más de 30 Km/h de la velocidad del viento, o 30 % de inclinación del terreno, como mayores dificultades para el fuego, todos ellos presentes en los incendios de la sierra de Cuenca, puedan ser superados por su sacrificio, su destreza y su eficacia.
Cuando se ven rodeados por el fuego, cuando no pueden seguir donde están, colocan el silbato en la boca para que todos los demás lo oigan, salen pitando, dejando mangueras y herramientas, corriendo hacia el punto de encuentro. Acaban de salvar su vida.Quedan para otra ocasión anécdotas personales, vividas en los montes, junto al fuego.
Machas gracias Fernando. Muchas gracias a todos. ¡ Que Dios os proteja y bendiga vuestros trabajos!.
P. Antonio Mª Domenech, mcr
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