Todo el Cristianismo se reduce a un problema de libertad. Porque es problema de liberación. El cristianismo es redención, compra, conquista de las almas: son palabras todas representativas de la libertad de los espíritus. “Cristo nos libertó”. Nos libertó, no sólo arrancándonos de la servidumbre y dándonos ley de libertad, sino haciéndonos intrínsecamente libres por el acoplamiento de su gracia libertadora a la fuerza de nuestra propia libertad, antes esclavizada. Jesús, Hombre-Dios, por el acto libérrimo de su pasión y muerte, rompe las cadenas con que el primer Adán nos ató con el mal uso de su libertad: el Sacramento de la Pasión libertadora, del Cuerpo y de la Sangre que fueron precio de nuestra compra, gaje divino del perdón de nuestros pecados que nos hacen esclavos, deberá ser el Sacramento de la humana libertad. Leer más →