¡Hazte cura! ¡Vale la pena!
En muchas ciudades de España, el día del Seminario, los seminaristas recorren las parroquias para dar un testimonio vocacional, casi siempre de si mismos, para pedir oraciones para el aumento de las vocaciones y fondos para sustentar la alimentación de los seminaristas.Es un día esperado por todos. Feligreses y estudiantes. A mi ya se me pasó la época de seminarista pero quisiera dedicar estas líneas a las palabras del Papa Juan Pablo II en el aeropuesto de Cuatro Vientos en el año 2004: «Vale la pena dar la vida por Jesucristo»
Para animar a los jóvenes a seguir a Cristo en el sacerdocio, solamente voy a explicar un día cualquiera… Con horarios reales, con los lugares y acontecimientos ocurridos, con la idea de transmitir que si fuéramos más podríamos hacer mucho más.
Miércoles: 12:00 h. En el pueblo de Valera de Abajo, para dar clase de Religión a los cursos de la ESO. Los tan temidos niños de los institutos resultaron ser mansos corderillos que solamente querían saber cosas de la Religión y «de la vida de Dios». Era para mi casi el primer día de clase de Religión y aprendí mucho… Sobre todo resonaban en mis oídos aquellas palabras de la hermana María Yolanda, del Colegio del Pinar de Sant Cugat, en Barcelona: «Padre, si les ama, le será fácil; la juventud necesita amor verdadero». La hermana tenía razón.
A las 14:30, es hora de despedirse de profesores y alumnos y practicar un poco los deportes de riesgo con el coche: caza (por el camino hay liebres, zorros, jabalís, zorzales, y si corres mucho puedes darle incluso a una perdiz, le di pero no la maté), rally sobre asfalto como entrenamiento y después, de Solera de Gabaldón a Almodóvar del Pinar, rally sobre arena, porque están asfaltando la carretera; mucho más peligroso y divertido también. En caso de hielo podríamos practicar esquím kilometro lanzando… pero aún no toca.
Sobre las 15:30 cocinar algo, comérselo, fregar los platos, normalmente escuchando la vida de un santo (san Ignacio, santa Maravillas de Jesús…) aunque no siempre. Tras la comida, vienen los niños a pedir las llaves de la iglesia para continuar con su Belén, porque esta Navidad en el pueblo: ¡hay concurso de belenes!…
Visita a algunas personas mayores para avisarles de que traeré pronto la Comunión y preparar el recorrido para cantar en las fiestas de Navidad, con los chicos y chicas de confirmación, algunos villancicos por las casas de aquellos que no pueden salir.
18:30 Visperas, preparación de la santa Misa. Algunas palabras en la homilia y algunos días larga acción de gracias, aunque sólo si es posible.
Al llegar a casa, algo de gimnasia, preparar la cena, alguna llamada que no se ha podido hacer antes, Completas, oraciones de la noche y a descansar. Son las 23:00
Jueves, 6:00: Quinto, levanta, tira de la manta… Hay que rezar, después no hay tiempo. Estudio de 7:00 a 9:00, algo de desayuno y a la parroquia. Se ha ido la luz. Viene el técnico, no consigue repararlo, pero no pasa nada: tampoco cobra…
A las 10:30 salida para Monteagudo de las Salinas, para visitar las casas: un niño por bautizar, unos novios por casar, y sobre todo, una hermosa conversación. Un pastor me cuenta lo delicadas que son las ovejas. No pueden comer ni mucho ni poco. Si no comen se mueren y si se «atiforran» también. Hay que cuidarlas mucho. En verano hacen siesta, en invierno no… Cómo sabía el Señor, con qué comparaba a los sacerdotes. No hay otro remedio. Si las quieres sanas, hay que dar la vida por ellas.
¿Quién dijo que los sacerdotes se aburren? Solamente les conté un día. Aunque hay algunos mas llenos. He llegado a tener dos misas, dos catequesis, boda y entierro en un día. Ya se lo contaré. ¡Hazte cura! ¡Vale la pena!
P. Antonio María Domenech, mcr
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