¿La Nueva Evangelización está en nuestras manos?
Hay una serie de conceptos que no debemos olvidar en esta época de Nueva Evangelización, por ejemplo, estos son unos cuantos:
- La Nueva Evangelización en la línea de la primera: No es una nueva evangelización porque sea una nueva doctrina la que haya que exponerse. Debemos predicar lo mismo que predicaba San Pablo en sus cartas, lo mismo que predicaba San Francisco Javier en las Indias, tenemos que predicar lo mismo que predicaban los Santos Cirilo y Metodio en Europa del este, tenemos que predicar lo mismo que los Evangelizadores de tierras americanas, tenemos que predicar lo mismo que los Santos Padres han enseñado siempre, en definitiva, que una nueva evangelización no responde a una nueva doctrina. Ni si quiera en los métodos. Está claro que podemos utilizar, y aún mas, debemos utilizar las nuevas tecnologías, y los avances tecnológicos en general, para evangelizar, pero los mejores, y más recomendado, son los que utilizaban desde siempre los santos. Salir a las calles a anunciar la Buena Noticia del Evangelio, predicar a pie de calle, así lo hicieron los Evangelizadores, y ese método fue fructífero, y hoy también lo será, si se realiza con el Espíritu, que ellos lo realizaban.
- La liturgia: Según el trato que demos a la liturgia, tendremos una Iglesia u otra. Si tenemos una liturgia inventada y desarraigada, como observamos en muchas iglesias, tendremos una comunidad improvisada, y desarraigada de la doctrina, de la tradición de la Iglesia, y del Amor a Jesucristo. Si tenemos una liturgia-espectáculo, tendremos una comunidad superficial, vacía de contenido. Si tenemos una liturgia-descuidada, tendremos una comunidad superficial. La liturgia es la obra de Dios, y es ella el centro de la vida de la comunidad cristiana. Y en esta liturgia no podemos descuidar el trabajo profundo que SS Benedicto XVI realizó durante su pontificado. No podemos olvidar la Forma Extraordinaria del Rito Romano, que tantos frutos de santidad ha dado, y tantos frutos de conversión está dando por todo el mundo, pues la espiritualidad y la belleza que se perciben acercan de una manera diferente a las personas a Dios. Y no podemos, desde luego, arremeter contra la Forma Ordinaria del Rito Romano. En referencia a este punto, recomiendo la lectura del tomo 11 de las obras completas de Joseph Ratzinger.
- La comunidad: Debemos tener presente que no podemos vivir la fe por libre, que no somos islas, y esto en un doble sentido: En primer lugar, en relación con Dios, debemos tener una vida de profunda espiritualidad, de profunda relación con Dios, pues Él es el principio y el fin de todo. Debemos tener un trato habitual con Dios, y no meramente casual, una oración diaria, una oración personal, día a día con Dios, y esta relación debe tener su centro en la liturgia oficial de la Iglesia. Y debemos vivir nuestra fe en la comunidad de hermanos, unos con otros, establecer vínculos de amistad fundamentados en el Amor a Dios, y en el ansía apostólica de llevar alma a Dios, colaborando así en el plan de la Redención.
- El Santo Rosario y la Adoración Eucarística: A veces, estas ansías de innovar, nos llevan a olvidar estos dos métodos tan poderosos. El rosario es el arma espiritual que Dios nos da a través de su Madre, para llegar de una manera directa, al centro del corazón de Dios. El camino más corto desde este mundo a ese Corazón es la Santísima Virgen María, de la cual nunca se habrá dicho suficiente. Y la adoración eucarística, la adoración delante del Santísimo Sacramento del Altar es un método imprescindible para tirar adelante una Evangelización bien fundamentada y estructurada, si una evangelización desecha un método como la adoración al Cuerpo Sacramentado del Señor, será vacía y estéril.
- El Santo Patriarca San José: Nuestra ansia apostólica de Nueva Evangelización tiene que llevarnos a desear colaborar en la reinstauración de todas las cosas en Cristo. La reconstrucción del mundo neopagano sobre unos nuevos cimientos, cimientos que son el mismo Cristo. Para este propósito, el Santo Patriarca, el tectón (en griego, «el constructor») ha de ser nuestra ayuda fundamental. El ha de ser nuestro «jefe de obra» en esta reconstrucción, que ha de suscitar, dirigir y guiar el Espíritu de Dios, desde luego, pero los soplos de ese Espíritu se nos hacen más patentes a través de San José, el Patriarca del Pueblo de Dios, que nos dirige al servicio a la Santa Iglesia.
Estos son algunos puntos, que creo, que debemos tener presentes en la Nueva Evangelización, podríamos hablar de otras muchas cosas, pero creo que de la mayoría ya se ha hablado. Pongo estos puntos, porque, en las diversas homilías, que he oído sobre este tema, los he encontrado a faltar muy a menudo, y no comprendo el propósito de silenciar cuestiones de vital importancia. Si pensamos que la Nueva Evangelización está nuestras manos, en nuestros métodos, en nuestras simpatías, nos equivocamos, Dios es el autor de la Nueva Evangelización, seamos nosotros servidores humildes de Señor tan grande y COLABOREMOS en esta obra, que no es nuestra, ni de nuestro movimiento, ni de nuestra pequeña familia, sino que es de Dios.
Marcos Vera Pérez
presidente Jóvenes de San José
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