Padre Alba: «Romper con el progresismo»
Uno de los engaños del progresismo moderno, que ha esterilizado tantos corazones generosos, y ha desviado a tantos incautos, ha sido proponer como deseo de la Iglesia el abandono de las tradiciones particulares de las asociaciones y de los institutos religiosos, el abandono de costumbres seculares y de maneras de proceder bien fundadas, en aras de un cambio que de momento sería la destrucción de lo anterior, pero que al poco tiempo daría lugar a unas nuevas formas de religiosidad, de apostolado, de presencia de la Iglesia en medio del mundo, que constituiría la nueva juventud de la Iglesia que nuestra edad necesitaba.