Carta mes de abril de 2015
Estimados Hijos e Hijas de San José:
Os escribo en este mes de abril, que empezamos con la Semana Santa, con el ánimo de escribiros de la importancia de estos días, pero antes quiero hacer un balance del mes de marzo.
En el mes de marzo la procesión de San José de los pobres fue todo un éxito, sin duda hemos puesto un granito de arena para la extensión de la devoción a San José en el mundo, todo ha sido gracias a que Dios nos ha dado su fuerza para lograrlo. Doy las gracias a todos por vuestras oraciones, apostamos por una imagen de San José desconocida, la de San José de los pobres, y algunos pensamos que esto haría que vinieran menos fieles, pero no fue así. Estoy seguro que con el tiempo, si Dios lo permite, esta devoción será muy conocida en todo el mundo. Es muy importante, que en un mundo tan materializado como el nuestro, los hombres honren a San José amante de la pobreza, padre de los pobres, pues con ello estamos manifestando que el centro de la vida no es el dinero, ni nada material, sino que el centro de la vida es el hombre, criatura de Dios, culmen de la creación, Dios se hizo hombre, y nació pobre, vivió pobre, y murió pobre.
El jueves Santo, España se viste con sus mejores pasos para honrar al Señor, Andalucía y sus procesiones espectaculares, cantos, y el resto de España también honra al Señor con procesiones en esta semana, y todo esto nos ha de ayudar a entrar en el misterio que se esconde detrás de estas escenas, el misterio de la salvación del hombre. Cristo cambia el mundo en este semana, en tres días levantará un mundo nuevo, de las cenizas del antiguo, pero no se conformará con restaurarlo, no se conformará con dejarlo como estaba antes del día de la debilidad del hombre, en el que por promesas de la vieja serpiente, que es el demonio, vendió el amor de su Dios a cambio de ser como Él, Cristo no restaura el mundo sino que lo levanta hasta un punto del todo desconocido, lo eleva a una altura nunca imaginada ni soñada por nadie. El mundo cambia totalmente, no ha habido nunca ni antes ni después un cambio tan radical de la humanidad como la obrada por Cristo, es tal el cambio, que ya hablamos de una humanidad nueva. Dios en esta última alianza con el hombre, abre su corazón de par en par para que el hombre anide en Él, viva en Él, se mueva en Él, exista en Él, hasta tal punto muestra ese corazón al hombre, que el Señor nos dice que ahora nos llama amigos.
¿Y cómo obra Cristo la Salvación del hombre? Atended bien ahora, y fijaos como obra Cristo.
1. Cristo obra la Salvación desde la nada. Os lo he dicho en otras ocasiones, a Dios le gusta obrar desde la nada, en el Génesis se nos dice que Dios hizo todas las cosas de la nada. Cristo obra la nueva alianza con el hombre a partir de la nada. Cuando el mundo habla de cambios, se rodea de grandes personajes, se rodea de gente importante, hace todo lo posible para escalar posiciones y llegar a lo más alto tanto a nivel económico como a nivel político y social. Cuando un hombre quiere lograr un gran cambio en el mundo intenta rodearse de una gran masa de personas que apoyen y sostengan todo lo que él dice y hace. Sin embargo, Cristo no obra así. Cristo a la pasión y muerte va solo, le acompañan su madre, Santa María, y el apóstol que tanto amaba, San Juan.
2. Cristo obra la Salvación desde la obediencia a Dios padre. Este mundo nuestro no entiende esta virtud del obedecer. Obedecer a Dios Padre. Cristo obra el cambio obedeciendo en todo a Dios, recordad el momento en el huerto de los olivos, en el que Cristo le dice a Dios que se haga su voluntad en todo. Así hemos de obrar nosotros obedeciendo en todo a Dios padre y a su ley, a su Iglesia.
3. Cristo obra la Salvación dando la vida. Vemos a nuestros líderes que hablan muchas veces de cambio, de estabilidad, pero no dan parte de su estabilidad y bienestar para sanar el bienestar de los que están peor, todo lo contrario, la historia pasada y presente, nos muestra como la codicia del corazón del hombre, ha hecho que los que hablaban de bienes y estabilidad, hayan buscado primero el propio bienestar y la propia estabilidad antes de ayudar a los hermanos. Cristo no obra así, Cristo da vida al hombre, y una vida nueva, que nuca se acaba, dando su propia vida, Cristo se sacrifica por todos para que todos tengamos nueva vida.
4. Cristo obra la Salvación quedándose entre nosotros. Cristo quiso quedarse con nosotros en esta tierra hasta el final de los tiempos, se quedó con nosotros a través de la Iglesia, que Él fundó, la cual nos da el sacramento de la eucaristía y del perdón de los pecados, de la reconciliación. Por el sacramento de la eucaristía podemos estar más cerca de Cristo que aquellos que convivieron con Él en esta tierra, por el sacramento de la Eucaristía, podemos tener con Cristo una unión muy íntima, más que aquella que tuvieron los apóstoles antes de la institución de este sacramento el día de Jueves Santo. Cristo obra así, quiere vivir en todo momento junto a sus ovejas, para llevarlas hasta el redil que es la Iglesia, quiso ser Él mismo, en todo tiempo y en toda época el autor de la salvación del hombre, es verdad que consagró ministros, los apóstoles, pero esos ministros no son meros enviados del maestro, sino que cuando con sus manos perdonan nuestros pecados, son las manos del Cristo las que nos perdonan, cuando el ministro en la eucaristía, pone sus manos sobre las ofrendas del pan y del vino, y esas ofrendas se convierten en el cuerpo y en la sangre de Cristo, son las manos del mismo Cristo las que obran.
5. Cristo obra la Salvación dándonos a su Madre. Lo más sagrado y lo más querido para un hijo es su madre, y la de Jesús era la Santísima Virgen María, Cristo lo da todo, y ese todo incluye a su madre, la mujer llena de gracia y virtudes, concebida sin pecado original, concebida en gracia. Dios no se quiere quedar nada, quiere darlo todo por Amor, y su amor es tan grande, que entrega a lo que más quiere, a lo que más ama, entrega a su madre. Dios amo tanto al mundo que entregó a su Hijo Unigénito, y este Hijo nos amó tanto que nos entregó a su madre. En el papel de la Salvación del hombre Santa María tiene un puesto especial, un puesto que ningún otro hombre podrá tener nunca, sólo uno se le acerca, es San José.
6. Cristo obra la Salvación con su oración y su sacrificio. La pasión de Cristo empieza con una oración en el huerto de los olivos, pero de hecho toda la pasión es una constante oración y sacrificio a Dios Padre, Cristo como en su vida, ora constantemente. La pasión del Señor es la oración y el sacrificio que Dios toma para la Salvación del hombre. De ahí la grandeza de la obra de los Hijos de San José, cuyo oficio es la oración y el sacrificio.
Me gustaría, hermanos, que considerarais estos seis puntos, mirad como el Amor obra la Salvación del hombre, mirad como obra Dios, mirad como obra el Salvador, el Mesías. El Amor es el motor del mundo, el Amor es el origen del mundo, y el fin al que vamos, el Amor lo es todo, y todo lo que es, en cierta manera participa de ese Amor, pero el Amor, quiso mostrarse de una manera especial al hombre, ni con los ángeles obró así, sin embargo, con estas pobres criaturas que somos los hombres, Dios quiso obrar así, Cristo nos quiso entregar su corazón. Tenemos entre nuestras manos lo más sagrado y lo más hermoso. Si queremos vivir de ese Amor, lo primero es que imploremos al Señor nos muestre su rostro, que nos muestre con cuanto amor nos ama, hemos de sentir ese amor para corresponderle con más amor.
Vivamos siguiendo el ejemplo de Dios, que el sacrificio y la oración sean los pilares de nuestra vida, y Dios nunca nos dejará solos, nuestra confianza no será vana si la ponemos en el corazón de Dios. Dios os ama y no se olvida de ninguno de vosotros.
Os pido oraciones por este pobre pecador que os escribe,
Marcos Vera Pérez
Presidente JSJ-HSJ
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