Carta mes de febrero de 2015
Estimados hijos e hijas de San José:
Os escribo en este mes de febrero, con mucha alegría por la cercanía del mes de marzo dedicado a San José. En este mes de febrero tenemos que intentar vivir de una forma más intensa nuestra consagración a San José. Durante el mes de marzo tendrán lugar diversas procesiones en honor a San José organizadas por miembros de nuestra asociación, entre ellas una en Badalona y otra en Manresa. También tendrá lugar la procesión a la Sagrada Familia con la imagen de San José de la Montaña, en ella todos los hijos de San José renovarán su consagración y los que no hayan recibido su medalla y su rosario, lo recibirán. La procesión de San José a la Sagrada Familia tendrá lugar el domingo, 22 de marzo. Os ruego a todos que reservéis esta fecha para poder asistir a la procesión, ya que vosotros seréis los encargados de custodiar la imagen de San José. Además si alguno quiere hacer un voluntariado especial, os ruego que me lo comuniquéis para poder encargaros alguna faena. Pronto estarán hechos los carteles de la procesión, si alguno quiere colgar unos cuantos que me lo comunique y se los haremos llegar.
En este mes de febrero, por tanto, os quiero hablar de la devoción a San José. Los Hijos de San José tenemos un lema: A María por José. ¿Qué quiere decir este lema? Este lema quiere decir que el camino más corto para llegar a tener un verdadero amor a la Virgen María es tener devoción a San José. La razón es bien sencilla, Santa María y San José formaban un verdadero matrimonio. Y cuando dos personas están unidas de este modo, caminan unidos totalmente, hasta el punto de poder decir de ellos que “Son una sola carne”, lo cual quiere decir, que hay entre ellos una comunión, esto es, una unión de entendimientos, de voluntades y de corazones. Quieren y no quieren las mismas cosas, hablan un mismo idioma, en este caso el de la fe, la esperanza y la caridad. Tienen los mismos sentimientos. Esta unión no anula la personalidad de uno de los dos, todo lo contrario lo que hace es mejorarla y aumentarla. También hay que decir que esto que sucede de forma tan perfecta entre Santa María y San José no ocurre con tanta perfección entre los demás matrimonios, por causa del pecado original, y de los pecados e imperfecciones propias que podamos tener. Sin embargo, hemos de decir, que el caso de Santa María, es excepcional, pues no tenía el pecado original, así nos lo enseña la fe, y el caso de San José, que la Iglesia no nos dice que no tuviera pecado original, si bien es cierto, que muchos teólogos afirman, sin ningún tipo de duda que no lo tenía, aunque lo que si es cierto es que San José era varón justo, el más grande de los santos después de la Virgen María, y por tanto, en caso de tener el pecado original, no se dejaba llevar por las inclinaciones al mal, esto hacía que la unión que podía existir entre San José y Santa María fuera una unión extremadamente fuerte, producto del amor que se tenían el uno al otro, y dice Santo Tomás de Aquino que el amor tiene una fuerza de fusión, es capaz de unir a dos personas, “como si fueran una sola carne”.
Por tanto, San José tenía los mismos sentimientos que Santa María, es por ello, que si la devoción verdadera a Santa María consiste en tener los mismos sentimientos que ella tenía, la persona más indicada para hablarnos de ellos es San José. ¿Y cuáles son esos sentimientos?
Amor a Dios sobre todas las cosas. Este es el más importante, y el que incluye a todos los demás amores, el amor, el servicio a Dios por encima de todo. “He aquí la esclava del Señor”, nos recuerda el Evangelista. La Virgen María hizo donación de todo su ser a Dios, nuestro Señor.
Amor a Dios hecho hombre. Amor a Jesucristo, el hijo de Dios hecho hombre, Su hijo, el Salvador, que vino a salvar a los hombres del pecado, y a darles su propia vida. Ella es madre de su Señor, al que se ha entregado como esclava. A ella, a la más humilde, a la más pequeña entre las hijas de Israel, el Señor escoge para ser la Madre de Dios.
Amor a la Iglesia. Amor a la Iglesia que es el mismo Jesucristo, predicado y extendido por toda la tierra. Amor a la Iglesia que continua a través de los siglos la obra salvadora de Cristo. Cristo perdonaba a los pecadores sus pecados, Cristo transformaba el pan y el vino, en su cuerpo y en su sangre,… todo esto hoy sigue haciéndose porque Cristo sigue presente en su Iglesia. Y María como madre celosa de las cosas de su hijo, sigue guardan, protegiendo y guiando a la Santa Iglesia de Dios.
Amor a todos los hombres. Amor a la humanidad entera. Ama ese momento en que habrá un solo rebaño, y un solo pastor, en el que todos estarán alrededor de su Hijo, y lo seguirán como Señor y Salvador, como Dios y hombre verdadero.
Podríamos desglosar más estos sentimientos que tiene Santa María, pero básicamente se resumen en uno: Amor a Dios sobre todas las cosas y de este amor a Dios brota un amor a todos sus hijos. Y aquí tenemos la siguiente parte de la máxima: A Cristo por María y José. Cristo nace en una familia formada por San José y Santa María, son ellos los que presentan a Cristo en el templo, y son ellos, los que continúan presentando a Cristo a todas y cada una de las almas que decide entregarse al Señor. San José y Santa María llevan de la mano al Señor, y son ellos los que acercan a las almas a su hijo. Es por ello que es importante la devoción a estos santos, que nos vinculan de forma directa con la familia de Dios.
Pero no quiero acabar esta carta, sin antes, deciros, como podemos seguir este camino de amor a San José y a Santa María, que es viviendo el espíritu evangélico, viviendo el Evangelio en la vida cotidiana, en el día a día, tenemos que poner las normas evangélicas en quéhacer habitual, “No tengas más que una norma: el Evangelio. Esta es una constitución que debe primar sobre todas las demás. Es la que dejó el Señor a sus discípulos. No encierra ninguna de las dificultades, complejidades y vericuetos que se contienen en las demás constituciones. Al contrario, es dinámica, humana y te estimulará a la generosidad. Fuera del Evangelio, sólo hay santos falsos” (Cardenal Van Thuan) Veamos algunas indicaciones que vienen en esta constitución que brota directamente del corazón de Dios.
“No murmuréis entre vosotros” San Juan 6,43
«Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.» San Juan 8, 7
Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. San Juan 13, 14
Quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado.» San Juan 13, 20
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. San Juan 13, 34
Vivamos el Evangelio en su integridad, vivamos con radicalidad los mandatos que brotan del corazón misericordioso de Dios, seamos intransigentes en el Amor a Dios, no vendamos ese Amor por un plato de lentejas. Es un mundo entero el que hay que restaurar desde sus cimientos, y no hay otro, fuera de Cristo, que pueda restaurarlo. El mundo necesita menos doctores y mas testigos fieles del Evangelio, me preocupa un mundo donde se conoce y se estudia la Palabra de Dios, y no se pone en práctica, y no se vive, el camino es difícil, hay que superar muchos escollos, pero no vamos solos, con nosotros caminan Santa María y San José, y todos caminamos detrás del único y verdadero pastor, de Cristo, el Señor.
Muchas gracias por vuestra atención, Dios os lo pague, os pido que me tengáis presentes en vuestras oraciones,
Marcos Vera Pérez
Presidente JSJ-HSJ
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