Carta mes de marzo de 2015
Estimados Hijos e Hijas de San José,
Os escribo en este mes de marzo con la alegría de entrar en el mes que la Iglesia dedica a San José. En esta carta os tengo que dar una gran alegría, el próximo 22 de marzo sacaremos en procesión a nuestro patrono, San José, por las calles de Barcelona. La cita será a las 15:00 en la parroquia de Santa María de Gracia (Calle Gracia, 3-5) y finalizará en la Basílica de la Sagrada Familia. La imagen será recibida por el Señor Cardenal Lluís Martínez Sistach. A continuación tendrá lugar la Santa Misa, a las 17:00. En este día todos los hijos de San José hemos de renovar nuestra consagración, os pido que seáis puntuales. Los nuevos hijos de San José que recibieron su consagración entre marzo de 2014 y marzo de 2015 recibirán la medalla y el rosario de hijos de San José, pero en otra celebración, no en este día, aun así han de asistir para renovar su consagración.
Uno de los hijos de San José, Ramón María Porras, que además es joven de San José, está organizando para el 15 de marzo otra procesión en la ciudad de Manresa, os pido que lo encomendéis en vuestras oraciones para que sea todo a mayor gloria de Dios. Otros hijos de San José, y futuros hijos de San José, están organizando otra procesión, que todavía no tiene fecha, en Badalona, en la parroquia de San Sebastián de Pomar, encomendemos en nuestras oraciones esta procesión también, para que sirva para dar a conocer al Santo Esposo de la Virgen María.
En referencia a la procesión a la Sagrada Familia os he de decir una cosa. Normalmente sacamos en procesión a San José de la Montaña, este año sacaremos la imagen de San José de los pobres, esta imagen es la adveración de la familia de San José. San José como amante de la pobreza. Me parece de gran importancia esta imagen que sacaremos, por las siguientes razones:
1. Vivimos en un mundo secularizado, que sólo da valor al número, no es raro escuchar esa frase que dice: “Tanto tienes, tanto vales”, San José amante de la pobreza, nos enseña todo lo contrario, lo que da valor a las cosas no es lo que valen, en un sentido económico, sino, más bien, lo que son. San José vivió pobremente, murió pobremente, no tenía grandes bienes, y sin embargo, fue uno de los hombres más grandes que ha habido en la tierra, el más grande después de Santa María y de Jesús. El verdadero valor de las cosas no se mide por el dinero que valen, sino que se miden por lo que son. La grandeza de San José no deriva de ninguna grandeza material, sino que deriva de una grandeza espiritual enorme, llevaba a Dios en su corazón, y nunca vendió ese amor a Dios por nada, ni por un plato de lentejas, ni por comodidades, ni falsos placeres. Y aun no pudiendo darle grandes lujos al Hijo de Dios, seguramente San José no pudo llevar a Jesús a grandes escuelas de la época, para que aprendiera como los demás niños. Seguramente San José no pudo darle una vida económicamente estable al Hijo de Dios, seguramente muchas veces iban justos, y no llegaban a final de mes, y aun así, Dios escoge a San José como padre de su Hijo. El mismo Dios, nos habla y nos dice el valor de la verdadera pobreza. Estoy seguros, que muchos niños ricos desearían unos padres más pobres, que pudieran estar por ellos, y con ellos. El hombre viejo, siempre nos empuja a pensar “¿No podríamos ser ricos, y a la vez hombres de profunda fe?”, la respuesta es clara: “Es imposible”. No podemos ser hombres ricos en el sentido que el mundo da a este término, para pasar por el camino estrecho de la salvación es necesario despojarse de todos los bienes que tenemos, y sólo llevar los bienes que Dios mismo nos ha dado. Si vivimos esa riqueza que el mundo predica, estando apegados al dinero, nuestro dinero será causa de condenación. Si vivimos amando nuestro dinero, nuestras riquezas, nuestro poder adquisitivo, esto mismo será para nosotros causa de perdición. Si vivimos nuestra riqueza sin dar limosna a los pobres, sin llevar una vida de oración y penitencia, sin estar enamorados únicamente de Dios, esas riquezas nos llevarán por el camino de la perdición. San José de los pobres sale a las calles de Barcelona a explicar al mundo el gran bien que es la pobreza vivida con fe, esperanza y caridad.
2. San José de los pobres. No hablamos por tanto, únicamente de un San José que es padre amoroso, que viene a buscar a sus hijos que no tienen nada, sino que también nos referimos a una miseria espiritual. San José viene a buscar las almas de aquellos hijos suyos que siguen el camino del pecado. ¿Qué es el pecado? El pecado es toda desobediencia voluntaria a la ley de Dios. Cuando pecamos, decidimos alejarnos totalmente del amor de Dios para conseguir un bien propio, desordenadamente. San José nos viene a buscar para enseñarnos el camino del verdadero Amor, un camino que no acaba nunca, y que cada paso que se da en Él, es tan nuevo como el primero. San José quiere lo mejor para todos nosotros, él nos ama porque somos sus hijos, y no tiene más deseo que llevarnos hasta el altar del Dios del Amor, para que nos llenos de la Vida de Dios.
3. San José de los pobres. Es importante porque nos hace recordar que no somos nada. Que todo lo que tenemos que nos hace verdaderamente grandes nos viene de Dios. Que todo lo que somos capaces de engendrar nosotros en esta vida tiene un fin, pero lo que Dios engendra en nuestras almas es para siempre. La obra de Dios en vuestras almas, Dios trabaja en lo secreto del taller de San José, y con sus manos va modelando el rostro de Cristo en vosotros, los instrumentos son la gracia y los sacramentos, eso es para siempre. No impidamos a Jesús llevar a cabo la obra de Dios dentro de nosotros. Dejaos llevar por Él.
En muchas ocasiones pienso que tenemos muchas manías, demasiadas manías, que nos hacen perder una gran oportunidad de que Dios pueda obrar en nosotros la santidad. Cuantas veces despreciamos a un hermano, porque no queremos que nos moleste, porque es un pesado, porque nos fastidia su compañía… cuantas veces hacemos esto, no dejamos trabajar a Jesús en nuestra alma.
Cuantas veces preferimos comprarnos cosas superfluas con nuestro dinero, cosas que no sirven para nada, cuantas veces preferimos honrar nuestra propia comodidad y gusto, otras tantas despreciamos la obra de Dios en nuestra alma.
Cuantas veces preferimos ser el centro de atención de conversaciones, el centro de la vida de otras personas, cuantas veces queremos ser consultados, y considerados, cuantas veces exigimos se nos respete, otras tantas nos apartamos de las manos del buen artesano Jesús, que desea obrar en nuestra alma.
Cuantas veces preferimos seguir nuestros propios criterios, por encima del bien común, cuantas veces nos dedicamos a comentar los defectos ajenos, cuantas veces nos dedicamos a hablar y cotillear de mentiras sobre los demás, tantas otras nos apartamos de Dios. Este defecto del hablar de los demás en exceso, y siempre de lo malo que hace el otro, es un defecto que ha apartado a muchos del camino de Dios.
Hermanos, me hace gracia cuando veo a hombres que insisten en hacer cosas grandes, y sin embargo, viven alejados de Dios, hablan de amor entre los hombres, y no conocen el Amor de Dios. Hermanos, no hay nada más grande que podáis hacer en esta tierra como adorar a Dios, venerarlo y servirlo. No hay nada más grande que podáis hacer en esta tierra como el convertiros en apóstoles de Cristo. El apóstol es el que sale a la calle a predicar el Evangelio, a hablar de Dios a los hombres. Y esto también nos lo enseña San José de los pobres, él quiere que lo saquemos a las calles de la ciudad, quiere salir como apóstol, a predicar el Evangelio de los pobres, el único y verdadero Evangelio, a las personas de nuestra ciudad.
San José de los pobres necesita portantes que quieran colaborar con este apóstol de los últimos tiempos, con San José. Necesita portantes que quieran darlo a conocer, él tiene una misión que le viene de lo alto, llevar las almas por el camino de la salvación, hasta la unión íntima con Dios, y San José te pide tu colaboración. Saca a San José por las calles, Dios hará el resto.
Muchas gracias hermanos por vuestra atención, Dios os lo pague. Os ruego que me tengáis presente en vuestras oraciones, y que unidos podamos seguir viviendo la fe, la esperanza y la caridad. Recordad que estoy a vuestro servicio, si puedo hacer cualquier cosa por vosotros, no dudéis en llamarme o enviarme un correo electrónico,
Marcos Vera Pérez
Presidente JSJ – HSJ
Deja un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?¡Deja tus comentarios!