Carta mes de octubre de 2014
Estimados Hijos e Hijas de San José:
Os escribo este mes de octubre con una gran ilusión, porque aunque distantes por el espacio, por el corazón somos una sola cosa en Cristo, nuestro Señor. Este mes me preguntaba cuál había de ser la hoja de ruta de los Hijos de San José, a qué aspiramos, a dónde vamos, porqué vamos, cómo vamos. Y la respuesta es sencilla: “Maestro”, le preguntan unos jóvenes al Señor, “¿Dónde moras?, y el Señor les dice “Venid y lo veréis”, Cristo mora en lo más profundo del corazón de Dios Padre, es una misma cosa con Dios Padre. Tenemos que ir a morar en la casa de Dios, tenemos que ser santos, somos familia de Dios, y las familias conviven unidas
en un mismo corazón.
Miramos a nuestro alrededor, y vemos un mundo con mucha maldad, vemos como padres de familia no tienen lo necesario para dar de comer a sus hijos, mientras otros acumulan de manera lícita e ilícita, grandes cantidades de dinero, sin importarles las consecuencias de sus actos; vemos como el hombre cada vez está más maltratado, se le maltrata, no sólo en lo material (pobreza, esclavitud…) sino que se le ataca en lo más profundo de su ser. Se le ataca porque se le dice que no hay Verdad, que todo son opiniones relativas, se le ataca porque se le dice que no hay nada Bueno o Malo, que todo es relativo, y mientras vivimos esta dictadura del Relativismo, nos alejamos cada vez más del Maestro Bueno, que por sendas de Verdad nos lleva hasta el
corazón de un Dios, que ha muerto de Amor por todos nosotros.
Y esta realidad sólo puede ser cambiada por hombres de fe profunda, de esperanza cierta de un corazón que late al compas de su Dios. Es necesario para cambiar este mundo un santo. Vemos parroquias, algunas muy llenas, otras un poco más vacias, y nos desanimamos porque las llenas cada vez están más vacias, y las vacías cada vez las abren menos. UN SANTO, dadme un SANTO y con él cambiamos el mundo.
Que de las filas de los Hijos de San José:
Venga un Santo, sólo uno, y con él Cristo cambiará el mundo.
Que de las filas de los Hijos de San José:
Salgan los santos de los últimos tiempos, santos que fundamenten su acción, su apostolado en la oración
y en el sacrificio.
Que de las filas de los Hijos de San Jose:
Salgan los hombres y las mujeres más libres del mundo, porque están unidos, en cuerpo y alma a la
Verdad, que es Cristo.
Que de las filas de los Hijos de San José:
Salgan los santos de la caridad y de la misericordia, hombres y mujeres dispuestos a darlo todo, incluso
la vida, por su Cristo, por su Nazarenos.
Que de las filas de los Hijos de San José:
Salgan los hombres que necesita la Iglesia para llevar la Verdad, el Camino y la Vida a todo el mundo.
Que de las filas de los Hijos de San José:
Salgan los corazones sinceros y compasivos, imágenes del Corazón de Cristo, que necesito el mundo
modernos.
Que de las filas de los Hijos de San José:
Salgan corazones ardientes, padres amorosos hacia sus hijos, trabajadores honestos y sinceros,
salgan los instrumentos del amor de Dios en este mundo.
Que de las filas de los Hijos de San José:
Salgan hombres y mujeres dispuestos a extender por todo el mundo el nombre de San José y de Santa María.
Hijos de San José, Dios se complace en vosotros cada vez que consoláis un corazón roto, Dios se complace en vosotros cada vez que mostráis misericordia y no rencor, Dios se complace en vosotros cada vez que ayudáis a un hermano, y si este es enemigo, o alguien que no tiene nada que ver conmigo, se complace en vosotros el doble o el triple, Dios se complace en vosotros cada vez que optáis por respetar la fama del prójmo y no destruirla con murmuraciones y críticas, Dios se complace en vosotros cada vez que vais a la santa misa y con fe al comulgar decís “Amén”, Dios se complace en vosotros, Dios os ama cada vez que decidis formar vuestras almas con la sabiduría de la Iglesia, Dios se complace en vosotros cada vez que cumplis vuestras obligaciones y deberes por amor a la Cruz de su Hijo, Dios se complace en vosotros cada día, que decidis levantaros de vuestras caidas.
Confiad en Dios, en el Dios que se complace, que se alegra cada vez que cogéis vuestra cruz y lo seguís. Dios tiene una misión muy grande para todos vosotros, Dios quiere que seáis santos, lo que vendrá después de eso sólo Él lo sabe, dad un paso y decidle que si, entrad en la morada donde vive el Cristo, nuestro Señor, vivid amando al amado, vivid contemplando la grandeza de Dios, y recordad que para entrar y vivir de Amor, y dejar de vivir la fe como una mera sucesión de leyes, es necesario pasar por aquella puerta que
aguantan San José y Santa María, la puerta de la humildad, de la humillación, la puerta de unirse a la Cruz de Cristo para consolar a ese corazón que con un amor infinito está dándolo todo por ti.
Estos son los hombres y las mujeres que necesita Cristo, estos, y no otros. En muchas ocasiones pensamos que en la Iglesia, en el Corazón de Dios, es más quien más poder tiene, o quien más sabe de los entresijos del Vaticano, y de la Santa Sede, o de aquel obispo, o de aquel cura, todo mentira, en el Corazón de Dios son más importantes los que más lo aman, pero ese amor para sincero, ha de pasar por el amor al hermano, en cada uno de nuestros hermanos, hemos de ver al Cristo crucificado en el sufrimiento.
Quiero repetiros, por si no ha quedado claro, cuál es la hoja de ruta de los hijos de San José: LA SANTIDAD. Dadme un hijo de San José santo, y lo que venga después solo Dios lo sabe, ni el mundo, se lo puede imaginar, lo que puede cambiar un santo la tierra que vivimos.
Queridos Hijos rezad mucho por mi, en estos momentos más que nunca necesito vuestras oraciones, confío en ellas, Dios os lo pague, os llevo a todos en el corazón y por todos pido cada día a Dios nuestros Señor,
Marcos Vera Pérez
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