Esclavas carmelitas de la Sagrada Familia
Las Esclavas Carmelitas de la Sagrada Familia somos un instituto religioso femenino de derecho diocesano, enraizado profundamente en la espiritualidad carmelitana y dedicado a obras de apostolado en el seno de la Iglesia Católica. Nacimos en el año 1980, cuando las primeras hermanas, después de varios años de experiencia de vida en común y apostolado, y tras un intenso discernimiento, vistieron el hábito carmelitano, y comenzaron a vivir como religiosos, respondiendo así a una apremieante llamada del Señor y a los deseos más hondos que llevaban en su corazón.
El día 15 de octubre de 2009, solemnidad de Santa Teresa de Jesús, D. José María Yanguas Sanz, Obispo de Cuenca, nos reconoció como Instituto Religioso de derecho diocesano.
Así puede leerse en su página de internet desde donde su apostolado llega a todo el mundo.
Recientemente ha hablado el Papa, nuevamente, de las redes sociales, y de la importancia de evangelizar a través del ordenador. Nuevos retos que los apóstoles de hoy no podemos ignorar y mucho menos, despreciar.
El pasado día 3 de marzo, y con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Religiosa, vinieron a dar su testimonio al Seminario Menor de Uclés, tres novicias y una postulante mejicana, que había conocido el carisma del Instituto ¡a través de internet! Fue una tarde hermosa. La hermana Alba, de veintitrés años explicó la llamada del Señor, el significado de seguirle, la importancia de la evangelización, carisma propio de las hermanas… y qué sé yo cuántas cosas. Todo ello, mientras sus canciones se alternaban con mensajes referentes a lo que ella explicaba. Ya no podemos por la gracia del Señor, permanecer indiferentes, ya no podemos resignarnos al dolor, a la miseria, a la muerte… Dios nos invita a iluminar con nuestra vida pastoral las realidades en penumbras, y es nuestra apuesta, nuestro plan el transformar la realidad con Su presencia y con tu ayuda. No tenemos miedo, no…
De la lectura atenta del recientemente publicado Luz del mundo se desprende que la única manera de evangelizar es haciendo que las personas comprendan el mensaje cristiano, lo escuchen, y finalmente, lo acepten. Sin embargo, si no procuramos ni siquiera que nos comprendan, es imposible que lo acepten. Yo quisiera dar las gracias a las hermanas, desde estas líneas, por hacer comprensible a los niños la vida religiosa. Porque muchos repiten las frases de la hermana; porque me quedó muy marcado su testimonio, al decir algo parecido a: Yo vengo aquí, vestida así (con su hábito carmelitano) porque me he dado cuenta que de marrón, le digo a la gente que Dios existe, que hay algo más, que el dinero no lo es todo en la tierra, le digo a la gente que si me necesitan les ayudaré, solamente porque ven mi forma de vestir. Dios quiera que los futuros sacerdotes de la Diócesis comprendan y acepten que el hábito no hace al monje, pero le ayuda a serlo. Que la forma de vestir no es una elección baladí, ni siquiera algo poco importante, sino que es un signo, un referente, un testimonio. Que lo comprendamos, lo aceptemos, y lo vistamos: ¡que ya pasó de moda el vestir como todos y no ha servido de nada! Gracias por aclarar que lo mejor de seguir a Cristo no es lo que has dejado, sino lo que has cogido; por repetirnos que Jesús nos necesita para estar en la brecha, para defender la ciudad. Por animar a los muchachos a decirle que sí al Señor si los llama, sin regateos. Gracias por venir, hermanas.
P. Antonio Mª Domenech, mcr
Deja un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?¡Deja tus comentarios!